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David Hampton fue Anna Sorokin en New York

¿Quién fue David Hampton? Ciertamente no fue el primero ni el último estafador que se hizo pasar por hijo de celebridades para obtener reconocimiento, dinero y fama. Muy similar al caso de Ana Sorokin, quien se hizo pasar por una rica heredera alemana.

Todo inició como una pequeña mentira, para entrar a la mítica discoteca Studio 54, en Manhattan, Nueva York, que se transformó en codicia. El joven, hijo de un abogado y una enfermera que tenían planeado que fuera médico o abogado, cambio el rumbo de su historia.

A sus 17 años, en 1981, Hampton quiso entrar al club nocturno con un amigo. Cuando el portero les pidió 50 dólares que no tenían, decidieron mentir.

Si el lugar estaba repleto de famosos, él podría hacerse pasar por uno de ellos, pensó. Su compañero decidió hacerse pasar por el hijo de Gregory Peck, mientras él tomaría el puesto del hijo de Sidney Poitier. “El único actor negro que ganó un Oscar”, dijo Hampton en 1990 a una entrevista de The New York Times.

Luego de decir sus nombres, fueron arrastrados al centro del local como celebridades. ¿Si funcionó una vez, por qué no podría funcionar de nuevo? Con este nuevo personaje al que llamó David Poitier logró entrar a restaurantes icónicos y en casas de una docena de famosos.

Entre ellos: Melanie Griffith, Gary Sinise, Calvin Klein. Así como también en la de John Jay Iselin presidente de WNET; Osborn Elliott, decano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia; Leonard Bernstein, urólogo de Manhattan.

Entre su engaño también logró que los famosos le dieran dinero y les permitiera hospedarse en sus viviendas, donde al final terminaba robando algunas pertenencias.

“Llega un momento en el que tienes tanto éxito que piensas que nunca puede acabar. Eso, junto con la codicia, fue mi perdición”, declaró Hampton en una entrevista.

La gota que derramó el vaso

Cuando Osborn Elliot y su esposa le abrieron las puertas de su casa, toda la historia del falso Portier cayó en picada.

La mañana siguiente de que llegó Hampton a la residencia, lo encontraron en la cama con otro hombre, el falso Portier aseguró que era el sobrino de Malcolm Forbes; el editar de la revista económica Forbes, que le había pedido un lugar para quedarse después de quedarse fuera de su departamento.

Los Ellitot no tuvieron ni un ápice de contemplación y lo echaron de la casa, pero la historia no acabó ahí. David Hampton llamó para pedir disculpa y los Elliot lo tomaron como una amenaza, por lo que denunciaron ante la policía y fue detenido.

En 1983 fue acusado de hurto menor, suplantación y prácticas contables fraudulentas. También se le obligó a devolver a sus víctimas 4.490 dólares que había recibido a modo de préstamos. Al no hacer los pagos y seguir usando su identidad de David Poitier fue condenado a 18 meses de prisión en 1985.

Parecido al caso de Sorokin, que fue detenida por fraude y tras su liberación fue detenida por oficiales de deportación.

La historia de David Hampton contada por famosos

Luego del escándalo, la historia llegó al dramaturgo John Guare, quien escribió Seis grados de separación.La obra se convirtió en un éxito. A pesar de ser el principal protagonista, Hampton no vio un céntimo.

No le tocó vivir un buen momento para ser un estafador pop, en comparación con Anna Sorokin que ha recibido 320.000 dólares por permitir que Netflix cuente su historia.

La obra de Guare ganó el premio del Círculo de Críticos de Teatro de Nueva York, fue finalista del Premio Pulitzer y recibió cuatro nominaciones a los Premios Tony.

El día que se anunciaron, Hampton se encontró con una orden de alejamiento del dramaturgo. El falso Poitier le había dejado un mensaje amenazante en su teléfono: “Te aconsejo que me des algo de dinero o puedes empezar a contar tus días”.

También demandó a Guare por cien millones por usufructuar su vida sin su permiso. Perdió.

El éxito de la obra llevó la historia de Hampton de Broadway a Hollywood. Donde Will Smith personificó a David Hampton.

A pesar de que su historia recorrió los tablones y los cines, no trascendió de allí y no logró tener su objetivo final, ser reconocido. Cuando falleció a los 39 años en un hospital de Manhattan en 2003 por complicaciones relacionadas con el VIH, estaba solo.

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