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Por qué los mexicanos comen la rosca de reyes

Por qué los mexicanos comen rosca de reyes y desde cuándo es esta tradición que se ha extendido a California.

La denominada “rosca de reyes” es una corona de levadura y harina generalmente decorada con diamantes crujientes de polvo azucarado.

Las joyas son hechas de cáscaras de frutas confitadas multicolores e higos, guayabas y cerezas.

Dentro de una de las rebanadas de esta hogaza de pan circular hay un bebé de juguete de plástico del tamaño de un bocado que representa a Jesús.

La persona que reciba la tajada con el juguete no comestible le deberá a su familia o amigos una fiesta de tamales el Día de la Candelaria, el 2 de febrero.

Pero, por qué los mexicanos comen la rosca de reyes.

Es una tradición del Día de Los Reyes Magos y sigue a los tamales que se comen durante la Navidad.

Es una extensión de la temporada navideña hacia el nuevo año en muchos hogares de Los Ángeles.

El origen es para recordar la muerte de los niños en el tiempo de Herodes cuando quiso asesinar al Hijo de Dios.

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Por qué los mexicanos comen la rosca de reyes: Origen

Tradicionalmente, el 6 de enero, la Rosca se corta y se reparte entre familiares, amigos o compañeros de trabajo.

Dentro de la rosca hay un juguete o un pequeño niño, y el que la encuentre debe compartir los tamales en la fiesta de La Candelaria.

La rosca simboliza el día en que los reyes conocieron al niño Jesús, evento conocido como la Epifanía.

Su forma circular representa el infinito amor a Dios.

Las frutas cristalizadas representan las coronas de los reyes.

Y el muñeco escondido refleja los tiempos en que la sagrada familia tuvo que esconder al mesías del rey Herodes.

Esta tradición se remonta al siglo XIV en Francia, en la que la primera rebanada se servía a quien fuera pobre o llegara sin avisar.

La siguiente para aquellos que eran enviados a la guerra y finalmente a todos los demás.

En México, dentro de la rosca se esconden muñequitos que simbolizan al niño Dios, y cada quien elige el pedazo que quiera.

A quien le salga el muñeco se convierte en padrino del niño y debe vestirlo y llevarlo a bendecir a la Iglesia, además de ser quien invite los tamales y el atole, el 2 de febrero, día de la Candelaria.

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