Todo lo que debes saber sobre el Manual del Exorcismo
En 1753, el noble inglés Robert Harley, Conde de Oxford y Conde Mortimer, adquirió una colección de más de 600 manuscritos de época medieval y moderna. Lo que nadie imagina hasta varios siglos después es que el Manual del Exorcismo se encontraba entre los archivos.
Se conoce que la colección pasó a manos de Museo Británico, que durante más de dos siglos se ha dedicado a la titánica labor de catalogar y describir los documentos, encontrando a veces notables problemas.
Sobre el manual del Exorcismo
El documento empieza con las siguientes palabras: Cpnkxratkp malkgnprum spkrkxxm. Aparentemente no significan nada y tal vez por eso el manuscrito cayó en el olvido, hasta que en 2019 la Biblioteca Británica empezó a revisar el catálogo original para actualizarlo y hacerlo accesible online.
Con un sencillo sistema de encriptación en el cual algunas vocales son sustituidas por la consonante sucesiva, el encabezado del manuscrito tomó forma y se puede leer como Coniuratio malignorum spirituum, es decir, “conjuro (o invocación) de los espíritus malignos”; y el contenido resulta claro: se trata de un manual de exorcismo.
Los investigadores concluyeron que se trata de la copia de un manual cuyo original se encuentra en el Vaticano, y que describe los rituales para expulsar a los demonios del cuerpo de las personas poseídas.
El misterio del manuscrito
Al parecer, fue un monje que copió el manuscrito seguramente cuidando que alguien pudiera usarlo para hacer el mal. Han detectado que las fórmulas que contiene otorgaban supuestamente el poder para dominar a los demonios y, por lo tanto, quien lo copiara creyó que podía ser usado para fines malignos si caía en malas manos.
De hecho no se trata solo del título, sino que todas las fórmulas rituales están encriptadas con el mismo sistema o abreviadas: por ejemplo, Coniuro te diabole (“te invoco, diablo”) aparece como «Cpnkxrp tf dibbplf o 9o te diabole».
Es muy probable que el monje se sintiera intranquilo ante la posibilidad de que alguien pudiera usar su contenido para lanzar maldiciones y por eso decidió codificarlo.
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